Ácido y Alcalino


EL ALOE AYUDA A LLEVAR UNA DIETA ALCALINIZANTE


Antes de nada hay que tener claro la importancia de llevar una dieta alcalinizante frente a una dieta ácida. Según el Premio Nobel Otto Heinrich Warburg, los alimentos ácidos restan oxígeno al organismo. Este oxígeno es esencial para el correcto funcionamiento de las células por lo que la falta de él multiplica las posibilidades de padecer enfermedades. Así, se recomienda llevar una dieta rica en alimentos alcalinizantes y no ácidos.
Según explicaba este científico: “Una vez finalizado el proceso de la digestión, los alimentos de acuerdo a la calidad de proteínas, hidratos de carbono, grasas, minerales y vitaminas que otorgan, generaran una condición de acidez o alcalinidad al organismo. El resultado acidificante o alcalinizante se mide a través de una escala llamada PH, cuyos valores se encuentran en un rango de 0 a 14, siendo el PH 7 un PH neutro. Es importante saber cómo afectan a la salud los alimentos ácidos y alcalinos, ya que para que las células funcionen en forma correcta y adecuada su PH debe ser ligeramente alcalino. En una persona sana el PH de la sangre se encuentra entre 7,40 y 7,45”.


¿QUÉ PAPEL JUEGA EL ALOE?

Cuando el PH se desestabiliza se tiende a equilibrando acudiendo a minerales como el calcio el potasio y el magnesio que se encuentran en los huesos, las uñas o el pelo. Es importante no crear una carencia de estos minerales para mantener el organismo es pleno estado de salud.
El Aloe puede ayudar en todo esto porque es rico en estos minerales y, además, la clorofila de esta planta es uno de los elementos más alcalinizantes de todo.
Pero no queda ahí, porque el consumir jugo de Aloe también te va a ayudar a mantener una dieta alcalinizante porque es altamente alcalino.
Una vez más encontramos otra razón para consumir Aloe, tu salud te lo agradecerá.
No dudes en investigar sobre las dietas alcalinizantes: sus beneficios para la salud y los alimentos que más te convienen.



Chelo Pérez



Acido y alcalino (por el Dr. Alberto Martí Bosch)



El fundamento de la teoría médica que vamos a ver es una integración del planteamiento de si el tumor es ácido o alcalino. Ambas cosas son ciertas, en el interior es alcalino, pero en el exterior es ácido. Acidosis metabólica y alcalosis tumoral. A continuación se verá porqué.

Para provocar la apoptosis tumoral (muerte celular programada) hay que entender como se genera este fenómeno: la medicina científica aplica ante un cáncer métodos invasivos (cirugía, radioterapia y quimioterapia) como única solución. Especialmente  la quimioterapia es un tratamiento muy duro para el paciente, con muchos efectos secundarios indeseados, (vómitos, pérdida de pelo, incluso pérdida de dientes, descalcificación, dolores…) Pero para mitigar esta situación primero habría que entender bien el origen del problema.

Algo hace que las células se alteren y se vuelvan contra nosotros (la fitoterapia y nutrición ortomolecular responden a esto, como veremos más adelante), el caso es que no es la célula, sino el entorno lo que hace que la célula enferme..., por fallo renal, hepático, pulmonar y multisistémico… Todo se basa en el sistema de Pischinger, que es el que abre la puerta a entender no sólo el cáncer, sino como se producen todas las enfermedades.

El pulmón, el hígado y el riñón son los filtros que utiliza nuestro organismo desde que nacemos hasta que morimos para desintoxicarnos. Por cada uno de estos filtros pasan 5 litros de sangre por minuto. Estos filtros, con el uso, se van ensuciando, por lo que es necesario limpiarlos si queremos que cumplan correctamente su función. Estos órganos filtran los residuos del sistema celular, al que envían oxígeno, grasas, nutrientes, etc.… de forma incesante, para que la célula se nutra, respire y viva. Pero cada vez que se oxigena y se nutre la célula produce un residuo metabólico. Cuando se le envía grasa, por ejemplo, la usa, se degrada, y cuando esto ocurre, la arroja fuera de sí, esto es el colesterol. Sería como el aceite quemado que queda en la sartén después de una fritura, se ha saturado, ya no es saludable, y lo desechamos, en la célula es igual. Si le enviamos proteínas, después de aprovecharlas para obtener energía, nos devuelve ácido úrico. Estos residuos excretados de la célula van al sistema venoso, de ahí a pulmón, hígado y riñón para que lo desechen. La naturaleza de estos desechos es ácida: ácido úrico, ácido carbónico y ácidos grasos. Mientras el cuerpo sea capaz de hacer esto no hay problema pero hay que tener en cuenta que nuestros filtros orgánicos procesan 7200 litros de sangre al día, es el equivalente a un camión de 7 toneladas diario.

Los problemas vienen cuando los filtros se obstruyen, ya no trabajan al 100% y empezamos a retener colesterol, ácido úrico y toxinas que se van acumulando en nuestro organismo. Eso puede variar el PH del cuerpo, y generar una acidosis metabólica en sangre que puede llevar en casos extremos incluso a la muerte, como todos hemos visto que en ocasiones ocurre a algunos deportistas de élite que caen fulminados en el campo cuando se dan estas circunstancias. Ocurre porque el sistema se colapsa, se acumulan radicales libres y resididos tóxicos en el espacio intersticial, es decir, entre el capilar y la célula, los propios detritos ácidos de la célula la ahogan (ácidos grasos, ácido úrico, ácido carbónico, ácido oxálico, etc.…) Esta acumulación de ácidos alrededor de la célula impiden que se nutra.

La célula sana vive flotando en una piscina de agua cristalina y transparente (no podemos olvidar que somos agua en un 70%), pero si el drenaje falla parte de los residuos se atascan en los filtros y parte se empezará a acumular en el espacio intersticial. Es el entorno celular, como decíamos al principio, el que va a degradar la célula cuando se acumulan estos detritus, haciendo que entre en precario.

Esos ácidos que rodean la célula son corrosivos, cuando tienen que ser atravesados por el oxígeno o los nutrientes para alimentar la célula, se deterioran al contacto con el ácido, con lo que la célula se acaba quedando sin oxígeno ni comida, y atacada químicamente por sus propios ácidos que no han sido desechados correctamente. Por eso funcionan las tinciones para detectar células tumorales, porque el color se fija en células enfermas, ya que  los ácidos tiñen, mientras que el agua que rodea la célula, cuando está sana, no.

En este caso, la célula, sin oxígeno ni nutrientes, sólo tiene dos opciones: morir, o intentar sobrevivir. Si no reacciona, la célula, atacada químicamente por los radicales libres que la rodean, muere. Sin embargo, puede reaccionar, ya que es un ser vivo (si no estuviera viva no podría morir) que intentará defenderse.

Un ejemplo gráfico para entender mejor el funcionamiento de nuestro organismo: las células son los ciudadanos del cuerpo, los órganos los edificios donde viven los ciudadanos, arterias y venas, calle y avenidas, por dónde van los alimentos y recogemos las basuras, los nervios son el tendido eléctrico, las líneas de teléfono, el sistema nervioso central el ayuntamiento.

Por eso, si mueren las células del cerebro el resultado es Alzheimer, si se mueren las de la base del cerebro, Parkinson…, en el cuerpo los nervios conducen los impulsos eléctricos, están forrados de una vaina de mielina, si el ácido corroe esta vaina protectora, el resultado es esclerosis múltiple, ELA, y otras enfermedades degenerativos del sistema nervioso.

Un tejido con células muertas es un tejido fibroso, fibroma mamario, fibroma uterino, fibrosis prostática, pulmonar, renal, hepática… Nos preocupan poco estas enfermedades porque son células muertas, que no matan, pero indican un proceso de degeneración celular. Se suele decir que son de causa idiopática porque no se asocian a virus o bacteria alguna que las provoquen. Son las llamadas enfermedades esclerosantes, para las que solemos pensar que no hay tratamiento, no hay un fármaco que ataque el virus o la bacteria, puesto que estas no existen.

Pero también puede ocurrir que la célula decida no morirse y luchar… Para esto la célula puede hacer cuatro cosas:

1.- La primera estrategia es retener agua, fabrica una pequeña piscina que mantiene un canal de comunicación a través de los ácidos.  Las células funcionan por mimetismo, se copian unas a otras, así que si una se hace un globo de agua, y eso le funciona, la de al lado la copiará… De esa forma todas las células se copian y la persona empieza a hincharse por la retención de líquidos y no consigue adelgazar aunque haga dietas. Por eso hay personas que aumentan de peso aunque sólo tomen agua, porque es precisamente el agua lo que acumulan y no desechan. Aunque el agua tenga cero calorías pesa, por eso seguirá cogiendo peso.

2.- La segunda estrategia de defensa ante la acidosis metabólica es tamponar, es decir, convertir un ácido en una sal, para lo que, si un órgano vital entra en compromiso, el organismo sacrifica una estructura para mantener viva otra más importante, es decir, empieza a extraer minerales de los huesos, que por reacción química con los ácidos que rodean la célula los neutralizan. Sí, pero a cambio de descalcificar los huesos y producir osteoporosis, artritis, artrosis, además de calcificaciones en los tejidos blandos. Con todo esto el cuerpo nos está avisando.

3.- La tercera estrategia es el drenaje, es decir, eliminamos a través de la piel las tóxinas ácidas que atacan las células. Este sudor tan ácido es un ataque químico a la piel que produce dermatitis, psoriasis y otras enfermedades de la epidérmicas, que vienen de dentro y se curan desde dentro, no desde fuera (por eso las pomadas alivian, pero no curan). Si en lugar de drenar hacia la piel la célula drena hacia las mucosas lo que se producen son llamas, aftas bucales, úlceras estomacales, colitis ulcerosa, etc.…

4.- La última opción es mutar, es decir, el cáncer: célula sana muta a célula tumoral.
La célula sana vive en un medio alcalino, con oxígeno,  poco sodio y con proteínas levógiras (giradas a la izquierda).  La célula tumoral se adapta a vivir en un medio ácido, obtiene la energía no del oxígeno, sino de la ausencia de este, en un medio anaeróbico lo que le permite sobrevivir, ya que se alcaliniza en su interior (en su citoplasma) para poder contrarrestar el ataque ácido externo, eso explica porqué las células tumorales son alcalinas en su núcleo. Se carga de sodio, las proteínas giran a la derecha y todo se invierte. Esta solución la copian también las células vecinas y con el tiempo sobreviene la metástasis.

Ante esto, la medicina propone la cirugía, extirpar el tumor, siempre que se pueda y no haya metastizado. Otra opción es la radioterapia, achicharrar el tumor.  La tercera opción es el envenenamiento o quimioterapia. Es decir, las soluciones son medievales: decapitación, hoguera y envenenamiento. Sin embargo nos queda una cuarta vía: el asedio, privar a la célula tumoral de su medio de vida. Eso sería la apoptosis, la muerte de la célula tumoral.

Para ello habría que alcalinizar al paciente con dieta hiposódica, ya que la célula tumoral necesita mucho sodio, utilizar enzimas proteolíticos de acción selectiva, es decir, enzimas que eliminan las proteínas dextrógiras (que giran a la derecha) de las que vive la célula tumoral,  hiperoxigenar el sistema (ozonoterapia), el oxígeno es tóxico para las células tumorales.

Alcalinizamos también al paciente recuperando la función del hígado, pulmón y riñón, y eliminando las toxinas acumuladas en el espacio intersticial. Para ello utilizaremos una dieta alcalinizante, hidroterapia, tratamiento natural y tratamiento físico. Son cuatro pilares, un tratamiento que abarca más frentes es más probable que tenga éxito.

¿Por qué dieta alcalinizante?


La dieta cárnica es acidificante y la vegetariana es alcalinizante. Un filtro sucio no es un filtro roto, se puede lavar, y lo mejor para lavarlo es agua, y encima resulta que el 95% de la fruta y la verdura es agua, por lo tanto con la dieta vegetariana se lavan los filtros. Ensalada y fruta es lo más sano. Lo de los viernes no comer carne viene de los curas, si, que a su vez viene de curar, men sana in corpore sano. De hecho los curas esto lo sacaron de Galeno, un médico del siglo II, el primero que dijo: “vale más prevenir que curar”. A lo que habría que añadir otra cita: “Sólo tiene futuro aquel que investiga en el pasado, porque solo reinvestigando en el pasado se puede redescubrir el futuro” (Oppenheimer).

Galeno tenía claros sus tres grandes nos: No sé medicina. No tengo medicamentos (no existían, los inventó él). Si no tengo medicinas y no tengo medicamentos no puedo curar. Galeno conocía la medicina hipocrática, Hipócrates había dicho “que tus alimentos sean tus medicamentos, que tus medicamentes sean tus alimentos”. Galeno basa su técnica en la observación, viendo como los animales se curan comiendo determinados alimentos, cada vez una vaca, por ejemplo,  tenía un bulto en una mama comía determinado tipo de hierba, la vinca per vinca, una planta que tiene un principio activo antitumoral. Galeno se da cuenta de esto, cuando los pacientes se ponían amarillos comían alcachofas, claro, les fallaba el hígado, y mejoraban, pero el dio un paso más, había que concentrar y extraer el principio activo de la planta para hacer comprimidos y extractos, inventa en definitiva la galénica, el arte de hacer medicamentos…, hizo así multitud de compuestos que servía para determinadas dolencias, para limpiar los filtros y activar el drenaje de los ácidos.

Galeno también se da cuenta de la importancia de los baños termales. Las aguas termales calientes, salinas, funcionan como un dializador per cutáneo. Dilata los poros, la sal genera un gradiente de ósmosis, basta con añadir 2 kilos de sal marina en una bañera hasta la mitad con agua caliente, este baño elimina las toxinas ácidas, funciona como un riñón, pulmón e hígado artificial de alto rendimiento. De ahí la importancia de hacerlo una vez a la semana y tomar aguas termales de vez en cuando. Por ejemplo, para pacientes en diálisis, a la espera de un transplante, deberían darse un baño caliente con dos kilos de sal a diario, es una forma de hacer la diálisis, sacando ácido úrico por los poros usando el principio de ósmosis (un líquido pasa desde la solución más diluida a la más concentrada, de ahí que haga falta poner al menos 20 gramos de sal por litro en la bañera, porque eso supera la concentración de nuestro organismo y funciona el principio).

Es necesario al menos hacer un día a la semana dieta vegetariana (sobre todo frutas y verduras, y a ser posible crudas) y otro darse un baño termal con sal si queremos alcalinizarnos. Y comer sin sal, o muy poca, porque como hemos dicho, la célula tumoral necesita mucho sodio para alcalinizar su citoplasma y así contrarrestar el ataque ácido externo. Otra forma de atacar el tumor, como ya hemos dicho, es a través de enzimas proteolíticas de acción selectiva que destruyen sólo proteínas dextrógiras, que son las que alimentan la célula tumoral. Usar ozonoterapia para oxigenar los tejidos y acabar con las células cancerígenas, de vida anaeróbica. También conviene suministrar al paciente enzimas peroxidadas. Hacer deporte que nos oxigene y tomar un vaso de agua con bicarbonato sódico al día (potente alcalinizante). Si llevamos a cabo todas estas acciones, la célula tumoral pierde su ruta metabólica, mientras la sana la mantiene, con lo que reducimos el tumor al terminar con su ecosistema, llevándola a la apoptosis.

Por otro lado, la quimioterapia, que funciona bien en Vitro, no lo hace tanto en el paciente, porque antes de llegar a la célula tumoral, tiene que atravesar esa fosa séptica de tóxicos y ácidos que la rodean, por eso no basta con ponerle al paciente el suero en sangre, ya que la molécula no llega a la célula con efectividad, primero hay que limpiar de detritus ese espacio intersticial para que la quimioterapia pueda ser efectiva, de otra forma los ácidos la destruyen, se quema por el camino. Mucha toxicidad y poca efectividad. Si limpiamos antes el organismo de tóxicos, llegaría toda la quimio a la célula.

Muchos casos, incluso con metástasis, revierten, (la medicina lo llama reversión espontánea), y es por el tratamiento que permite poner al cuerpo en las condiciones de curarse a sí mismo.

Articulo extraído de la conferencia del Dr. Martí Bosch por Pedro Sánchez 





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