Historia del Aloe

ALOE VERA. UNA PLANTA LEGENDARIA
Un poco de historia
El antiguo pueblo Asirio utilizaba el jugo de Sibaru (Aloe) para quitar los molestos síntomas relacionados con la ingestión de alimentos podridos y la formación de gases intestinales.
Un grupo de arqueólogos, conocedores de los Sumerios, identificó a finales del año ochocientos un escrito referente al Aloe en el texto cuneiforme de algunas tablillas de arcilla, encontradas en la ciudad de Nippur y fechadas hacia el año 2000 a.C.
En el antiguo Egipto, se colocaba a la entrada de las pirámides y servía para indicar el camino a los faraones fallecidos hacia el más allá.
El "Papiro Ebers",  llamado así  gracias a su descubridor, el egiptólogo alemán Georg Ebers, contiene información valiosa relativa a esta planta. Esta famosa pieza arqueológica, que se remonta al siglo XV a.c., fue encontrada en las excavaciones de una tumba egipcia en 1858 y contiene una descripción caracterizada por el reconocimiento de la planta y las indicaciones de su uso terapéutico.

"Papiro Ebers", el más importante papiro médico e importantísima pieza arqueológica del siglo XV a.c. Representa la mejor fuente de información sobre medicina egipcia de la que se dispone, superior al papiro Edwin Smith. Ebbell diferenció nueve grandes grupos: invocaciones a divinidades y fórmulas previas, enfermedades internas, prescripciones para enfermedades oculares, cutáneas, de las extremidades y prescripciones diversas. Es una recopilación de textos más antiguos, algunos de las primeras dinastías. Dinastía XVIII. En el verso aparece un pasaje que fecha el papiro en el año 8 del reinado de Amenhotep I. Posiblemente tebano. Parece que el papiro fue encontrado entre las piernas de una momia en una tumba de Assasif y vendido a Edwin Smith por un comerciante egipcio en 1862. Posteriormente fue adquirido por el egiptólogo alemán George Moritz Ebers, a quien debe su nombre en 1872.


Asimismo, se usaba tanto para su belleza, como en recetas de pociones propiciatorias que la incluyen como componente principal. Entre ellas las dedicadas a Isis y a Ra. En el Egipto de hoy en día todavía sigue considerándose el emblema de la felicidad y la protección. No es raro encontrarla dentro de tiendas y organismos públicos. En algunos rituales se sigue utilizando por su poder energético.
Entre el centenar de especies de aloe existentes en el mundo, algunas poseen troncos de notables dimensiones. La cultura y medicina del Tíbet utiliza estas especies para remedios terapéuticos e inciensos para meditación. Hoy en día se utilizan sobre todo para obtener un efecto calmante, armonizador y soporífero. Asimismo, la medicina Ayurvédica también utiliza la corteza del aloe aquilaria agallocha para preparar importantes remedios. Esta formulación, denominada Agar, en hindú o Agaru, en sánscrito, se utiliza sobre todo para curar infecciones de oído, ojos y heridas abiertas. Se la conoce como el curandero silencioso.
En la cultura Maya, el Hunpeckin-ci, el aloe, se consideraba un remedio maravilloso para los dolores de cabeza. El jugo se preparaba en infusión y después se consumía diluido con agua.
Durante el viaje hacia el nuevo mundo, Cristóbal Colon escribió una frase en su , diario que, por si sola, debería convencernos de la versatilidad de este esplendido remedio: "Todo está bien, hay aloe a bordo".
Para los Indios de América el aloe también tenía importantes propiedades terapéuticas, ya que encontraban en el centro las hojas de aloe Barbadensis Miller la ampolla con el elixir para una larga vida. En sus rituales, los hechiceros unían las fabulosas cualidades oficinales de la planta grasa con los conocimientos mágicos y esotéricos. Gracias a las operaciones de difusión de los jesuitas, a finales del siglo XVI estas maravillosas plantas se importaron a las islas caribeñas, especialmente a las que se convirtieron en las islas Barbados. En la actualidad, esta especie lleva su nombre aloe Barbadensis, aunque en el pasado se denominaba aloe Vera, nombre designado por el botánico Linneo.

Fuente:  El gran libro del Aloe